Tiene lugar su inauguración el 16 de Noviembre de 1504, por el Obispo de Jáen Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, y a la que asisten desde los Condes de Bailén; Don Rodrigo Ponce de León y Doña Blanca Sandoval hasta el último de sus vasallos en un día de celebración y fiesta por tal acontecimiento.
Localizada en el interior del viejo Castillo de Bailén se hallaba la antigua parroquia dedicada a San Andrés y Santa Gertrudis; y como sucesora de la misma se erige la nueva Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación en pleno entramado urbano.
Nos encontramos ante el edificio más emblemático de la arquitectura local, realizado en piedra de asperón rojo cortado en sillares y comenzada su edificación en el siglo XV siguiendo los cánones del estilo conocido como Reyes Católicos o Isabelino, correspondiéndose con las tendencias marcadas en otras iglesias góticas de la provincia como son la de San Ildefonso de Jaén, Santiago de Andújar o La Concepción de Lopera.
Románico, gótico, renacimiento y barroco confluyen en esta iglesia declarada Monumento Histórico Artístico el 2 de Mayo de 1983.
Se acentua en el exterior la importancia de los sólidos contrafuertes de molduración mixtilínea junto con la Torre de estructura octogonal culminada por un ornamento cónico sobre un cuerpo cuadrangular de campanas a menor tamaño.
Tanto la portada norte y oeste responden a lo que tradicionalmente se ha denominado como estilo ojival, predominando la fachada principal por su elegancia, orientada al sur y quedando marcada por la lexicografía, estructura y teatralidad visual del barroco al tiempo que integra recursos renacentistas y manieristas.
Sobre jambas cajeadas se levanta un gran arco de medio punto marcando el espacio de esta majestuosa portada. Dos parejas de columnas corintias apoyadas sobre pedestales abren de nuevo diversos arcos para mostrar el programa iconográfico en el tímpano central, donde aparece la encarnación de la virgen acompañado de figuras alegóricas como son la fortaleza y la justicia.
La parte inferior se encuentra decorada con motivos grutescos y formas vegetales provocando una sensación de relieve y claroscuro de tendencia claramente renacentista.
Especial mención merece tanto la diversidad de escudos localizados en esta obra arquitectónica como los seis relojes de sol que se hayan repartidos por toda la parroquia.
El interior albergaba el viejo altar mayor o el camarín de la Virgen de Zocueca (patrona de Bailén) como era denominado por el pueblo y que gracias a un enorme esfuerzo económico de su parte consiguieron reunir sesenta mil reales y ver cumplido este deseo, inaugurándose el 5 de Agosto de 1914, festividad de la Patrona de Bailén.
Algunos años despues acabaría convirtiéndose en cenizas junto con el anterior retablo como consecuencia de la Guerra Civil. En 1959 se levantaría un nuevo retablo en asperón y piedra caliza que podemos contemplar en la actualidad.
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